¿Quién regula la inocuidad alimentaria?
En México existen dos agencias principales que tienen a su cargo la inocuidad de los alimentos tanto frescos, como procesados: SENASICA, SAGARPA (ahora SADER) y COFEPRIS en la Secretaría de Salud.
La SENASICA, antes Comisión Nacional de Sanidad Agropecuaria CONASAG, es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (ahora SADER), el cuál fue establecido para dar respuesta al proceso de apertura comercial, con objeto de garantizar la comercialización de los productos sin riesgo Fito zoosanitario y otorgar una mayor competitividad de los productos mexicanos, en el mercado nacional y en beneficio a los productores mexicanos.
A lo largo de los años, la SENASICA, ha implementado la aplicación de lineamientos para la implantación de Buenas Prácticas Agrícolas, así como Buenas Prácticas de manejo en los procesos de producción de alimentos. Siendo en 2003, creada la Dirección General de Inocuidad Agroalimentaria, Acuícola y pesquera con el objetivo de "Promover la aplicación y certificación del sistema de reducción de riesgos de contaminación en las unidades de producción, manejo y procesamiento primario de alimentos de origen agrícola, acuícola y pecuario.
En cuanto a la COFEPRIS, es un órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Salud, con atribuciones en materia de regulación, control y fomento sanitarios en los términos de la Ley General de Salud y demás disposiciones aplicables. Entre sus atribuciones relacionadas directamente con la inocuidad alimentaria, el artículo 3, confiere a la COFEPRIS las de "Ejercer la regulación, control, vigilancia y fomento sanitarios, que en términos de las disposiciones aplicables corresponden a la Secretaría de Salud en materia de alimentos y suplementos alimenticios; plaguicidas y fertilizantes; nutrientes vegetales; y productos biotecnológicos" (Leos et al., 2008).
Ajeno a la difusión del marco normativo obligatorio y voluntario por parte de los organismos responsables y sus diferentes niveles de cumplimiento por las empresas nacionales, el país confronta serios problemas con el manejo de la inocuidad, el cuál se denota como un problema de seguridad alimentaria.